El 5 de Marzo de 1993 The
United States Sports Academy comisiona a Cristóbal Gabarrón para ser el
artista encargado de realizar la obra emblemática de los Juegos Olímpicos
de Atlanta 96. Ya Historia del Olimpismo supuso un largo trabajo de investigación
y un costoso esfuerzo para hacer de este mural la obra representativa de
las Olimpiadas del 92. Los estudios realizados entonces para llegar a sintetizar
los miles de espacios y siluetas atléticas en fuerza y expresión de líneas
y volúmenes de color, serían diferentes ahora de los que lo fueron hechos
entonces y, de hecho, el artista piensa en una propuesta que sólo por
tema y contenido se aproximara a la realizada para los anteriores juegos.
Atlanta
Star - An Olimpic Forest es uno de los proyectos escultóricos más espectaculares
de Cristóbal Gabarrón. Esta obra, compuesta de 26 esculturas individuales
con nombre y significado propio, supondrá una nueva dimensión de la escultura.
Aquí cobra especial importancia el movimiento, encarnado en gigantescos
bloques. Gabarrón recurre a las fuentes históricas para contarnos, mediante
este espectacular complejo, toda la historia acontecida durante las fechas
olímpicas.
En aquellos momentos Gabarrón continuó la idea de integrar el
deporte en el arte, el espíritu deportivo en el espíritu artístico, comparando
en todo momento los esfuerzos, la constancia y la lucha incesante por ocupar
el puesto que cada uno desea. Sin duda, esta obra le ha hecho ganar un puesto
sobresaliente en los actos que involucran a todo el mundo en el centenario
olímpico. Este nombramiento supuso
el inicio de cientos de bocetos y apuntes para conformar la gran obra del 96,
para llegar a lo que va a ser Atlanta Star. Gabarrón quiere introducirnos en
un bosque donde los árboles han sido sustituidos por piezas gigantes de color,
que ofrecerán al espectador un campo mágico de texturas y elementos sugerentes
que le transportará a un mundo fantástico, con el objeto de que el visitante
pueda acercarse a las figuras y mezclarse con ellas, estableciendo la buscada
comunicación entre obra y espectador. La obra en conjunto, y cada una de las
esculturas por separado, describirá el esfuerzo y la perfección de cada movimiento.
Su sobriedad en las formas, las texturas, los tratamientos, las aplicaciones
de tonos y materias, compondrán una visión nueva y desconocida que otra vez une
arte y deporte, proyectando el espíritu de Coubertin. La imagen de Atlanta Star
es, como su nombre indica, un espacio con forma de estrella de cinco puntas,
símbolo de la bandera americana, configurado por 26 esculturas que se levantan
ilustradas con un sinfín de relatos no sólo deportivos, sino también sociales,
políticos, científicos y culturales que conmemoran, como dijimos, el centenario
en las Olimpiadas de 1996.