El artista Cristóbal Gabarrón trasladó el espíritu
de la Cumbre del Milenio, celebrada por la ONU en septiembre de 2000,
a los muros y techos de esta singular capilla, situada en Medina del
Campo (Valladolid).
La
Capilla del Milenio se encuentra en el recinto del Palacio de Las Salinas.
Desde fuera parece una simple capilla; sólo la pintura en
los cristales deja adivinar que el interior ha sido despojado de toda
función
religiosa y alberga una obra de arte vanguardista. Se trata de un museo
alegórico de los valores auspiciados por la ONU, organismo internacional
para el que Gabarrón realizó el sello del Año Internacional de la Paz
de 1986 y, precisamente, el cartel conmemorativo de la Cumbre del Milenio,
génesis de esta obra. Se trata de una intervención global que comprende
pintura mural, escultura, mosaico y vidrieras. Se inauguró en el año 2001,
siendo concebida no de manera aislada sino para cerrar un completo
programa creativo denominado Gabarrón Millennium iniciado ya el año
anterior.
Motivos
alegóricos de los valores de paz, solidaridad, libertad, tolerancia, igualdad,
naturaleza y educación fueron plasmados por el artista en los 490 metros
cuadrados de pintura mural que decoran el interior de este antiguo
templo, de estilo ecléctico en lo arquitectónico, que forma parte del
recinto del hotel-balneario de Las Salinas.
Cristóbal Gabarrón dijo que esta obra es
la que más le ha afectado en su trayectoria, incluso personalmente,
hasta el punto de marcar "un antes y un después" en su carrera, por
los cambios que le ha ocasionado, tanto en lo plástico, al verse obligado
a emplear nuevos materiales, como en lo emocional, "al tener que profundizar
artísticamente
en conceptos que antes sólo eran palabras".
Para hacer posible la Capilla
del Milenio, Gabarrón "forró" el interior de este
antiguo templo, de planta rectangular, con una estructura especial de paneles
sobre los que pintó 490 metros cuadrados de murales. Los paneles de acrílico
con colores brillantes transmiten un significado muy preciso. En el lado
derecho, los males de la humanidad durante los dos últimos milenios, imposibles
de borrar. En el izquierdo, el futuro, ocho palabras tomadas de la resolución
final de aquella cumbre: paz, tolerancia, libertad.
También diseñó unas vidrieras
con las que decoró las ventanas de los muros laterales del edificio y proyectó una
escultura en forma de cruz, de siete metros de alto por cinco ancho, que
está situada
en el muro de cabecera de la nave y simboliza a Cristo, bajo la idea de
que el cambio de milenio está definido por un calendario cuya génesis está en
función
de su nacimiento.