Cuando empleamos este término no nos referimos a objetos corrientes que estamos acostumbrados a ver a diario en todos los lugares que frecuentamos. En efecto son esos mismos elementos pero transformados, o mejor dicho son elementos originales, diseñados por el autor a los que se les da un uso concreto.
Son al igual que los anteriores diferentes propuestas plásticas que el autor nos muestra para librarnos de lo repetitivo y despersonalizado. Es, en resumen, la personalidad y estética de la obra de Gabarrón llevada a la práctica de las cosas.
Este es tan amplio como los apartados anteriores, pues aunque lo denominemos de distinta forma, muchos de los elementosque podemos describir aquí entrarían también a formar parte de las propuestas plásticas ya descritas y otras tantas de esas propuestas podríamos incluirlas en el apartado "objetos".
Es importante recalcar que lo único común de estos objetos es que han sido concebidos como verdaderas obras de arte, son diseños personalizados y exclusivos a los que después se les ha aplicado un uso.
Desde lámparas, sillas, mesas, hasta creaciones que han sido trasladadas a pañuelos, paraguas, bolsos y distintos complementos de vestir, a tapicerías para la decoración de espacios interiores, a alfombras, etc. Desde cristaleras llenas de color, elaboradas en una técnica mixta en la que interviene el mosaico y las teselas, hasta pinturas en tela que se salen de los formatos standard para convertirse en tiras estucadas. Desde móviles y recortables que salen de las cuadros, hasta escenarios animados y biombos. Me sorprendió incluso, porque entre los estudios había uno con todos los apuntes y bocetos para un avión, lo cual me llevó a la conclusión que no había nada que pudiera impedir, ni por dimensiones ni por formas, que Gabarrón pudiera transformarlo todo, o por lo menos pensarlo y trabajar en el proyecto.
Como es propio en él, sin efectos ni trucos, compone mezclando polvos y tintas una rica variedad de líneas en la que siguen teniendo lugar todo tipo de interpretaciones. Sigue siendo una sinfonía de color que nos lleva al gran objetivo de este artista, la libertad.
La expresión de Gabarrón en el dibujo es tan rica como atrevida como corresponde a un pensamiento espectacularmente múltiple y singular. Con ello no pretende más que provocar en nosotros el continuo sentimiento de incertidumbre ante la elección libre de una de las versiones, que puede tomar a su vez las más variadas direcciones.
El dibujo es equilibrado con trazos serenos y en ocasiones rotos por algún signo nervioso, violento y sobre todo gestual y espontaneo, porque el dibujo es ante todo así espontaneo y gestual, limpio y por momentos sobrio de color o inundado de él.
Los eternos fantasmas de su obra también son dibujados. Arboles, pájaros, perros y peces, personajes que pueden aparecer, de igual manera que en los lienzos, encadenados o mostrando la exageración y la deformación de su sexualidad, aparecen en los dibujos en una composición perfecta con el paisaje, contándonos con sus gestos la misma historia de tensión permanente y el mismo suspiro de dolor o de placer.
Alguien decía que la inspiración alejada de cualquier tipo de facilidad se convierte en arte. Cristóbal Gabarrón no escatima el uso de toda clase de elementos para manifestar de una manera fresca, aparentemente más sencilla y menos elaborada, la ternura y el compromiso puestas en este tipo de obras, a las que no concede especial importancia y que llama informalmente apuntes o bocetos.
